Sherem predica al pueblo en contra de la doctrina de Cristo que se halla en las Escrituras y contiende con el profeta Jacob. Sherem exige ver una señal que demuestre que Cristo vendrá y es herido por el poder de Dios. Le habla por última vez al pueblo, confesando que negó a Cristo y el poder del Espíritu Santo, y luego muere.
Basado en Jacob 7:6–7, 9–21, 23:
6 Y aconteció que me vino a ver, y de esta manera me habló, diciendo: Hermano Jacob, mucho he buscado la oportunidad para hablar contigo, porque he oído, y también sé, que mucho andas, predicando lo que llamas el evangelio o la doctrina de Cristo.
7 Y has desviado a muchos de los de este pueblo, de manera que pervierten la vía correcta de Dios y no guardan la ley de Moisés, que es la vía correcta; y conviertes la ley de Moisés en la adoración de un ser que dices vendrá de aquí a muchos siglos. Y ahora bien, he aquí, yo, Sherem, te declaro que esto es una blasfemia, pues nadie sabe en cuanto a tales cosas; porque nadie puede declarar lo que está por venir. Y así era como Sherem contendía contra mí.
9 Y le dije: ¿Niegas tú al Cristo que ha de venir? Y él dijo: Si hubiera un Cristo, no lo negaría; mas sé que no hay Cristo, ni lo ha habido, ni jamás lo habrá.
10 Y le dije: ¿Crees tú en las Escrituras? Y dijo él: Sí.
11 Y le dije yo: Entonces no las entiendes; porque en verdad testifican de Cristo. He aquí, te digo que ninguno de los profetas ha escrito ni profetizado sin que haya hablado concerniente a este Cristo.
12 Y esto no es todo. Se me ha manifestado, porque he oído y visto; y también me lo ha manifestado el poder del Espíritu Santo; por consiguiente, yo sé que si no se efectuara una expiación, se perdería todo el género humano.
13 Y aconteció que me dijo: Muéstrame una señal mediante este poder del Espíritu Santo, por medio del cual sabes tanto.
14 Y le dije: ¿Quién soy yo para que tiente a Dios para que te muestre una señal en esto que tú sabes que es verdad? Sin embargo, la negarás, porque eres del diablo. No obstante, no sea hecha mi voluntad; mas si Dios te hiriere, séate por señal de que él tiene poder tanto en el cielo como en la tierra; y también de que Cristo vendrá. ¡Y sea hecha tu voluntad, oh Señor, y no la mía!
15 Y sucedió que cuando yo, Jacob, hube hablado estas palabras, el poder del Señor vino sobre él, de tal modo que cayó a tierra. Y sucedió que fue alimentado por el espacio de muchos días.
16 Y aconteció que él dijo al pueblo: Reuníos mañana, porque voy a morir; por tanto, deseo hablar al pueblo antes que yo muera.
17 Y aconteció que a la mañana siguiente la multitud se hallaba reunida; y les habló claramente y negó las cosas que les había enseñado, y confesó al Cristo y el poder del Espíritu Santo y la ministración de ángeles.
18 Y les dijo claramente que había sido engañado por el poder del diablo. Y habló del infierno, y de la eternidad, y del castigo eterno.
19 Y dijo: Temo que haya cometido el pecado imperdonable, pues he mentido a Dios; porque negué al Cristo, y dije que creía en las Escrituras, y estas en verdad testifican de él. Y porque he mentido a Dios de este modo, temo mucho que mi situación sea terrible; pero me confieso a Dios.
20 Y acaeció que después que hubo dicho estas palabras, no pudo hablar más, y entregó el espíritu. 21 Y cuando los de la multitud hubieron presenciado que él había dicho estas cosas cuando estaba a punto de entregar el espíritu, se asombraron en extremo; tanto así que el poder de Dios descendió sobre ellos, y fueron dominados de modo que cayeron a tierra.
23 Y sucedió que la paz y el amor de Dios nuevamente se restablecieron entre el pueblo; y escudriñaron las Escrituras; y no hicieron más caso de las palabras de este hombre inicuo.