viernes, 1 de junio de 2018

SED UNO

La revelación de 1978 fue un día verdaderamente monumental en la historia de la Iglesia y el mundo. El presidente Spencer W. Kimball, el profeta del Señor en la tierra en ese momento, anunció que la oportunidad de recibir todas las bendiciones del sacerdocio se extendería a todos los hijos de Dios en todo el mundo.

Si bien la celebración de junio saludará la historia de los pioneros mormones negros y reafirmará la realidad de que “todos son iguales ante Dios” en su familia global, el evento pretende ser mucho más que una celebración. También será una renovación de nuestro compromiso colectivo de buscar la unidad en nuestras relaciones entre nosotros y el cielo.

El presidente M. Russell Ballard dijo: “Necesitamos abrazar a los hijos de Dios compasivamente y eliminar cualquier prejuicio, incluido el racismo, el sexismo y el nacionalismo. Digamos que realmente creemos que las bendiciones del Evangelio restaurado de Jesucristo son para cada hijo de Dios”.

Añadió el élder Quentin L. Cook, “cualquiera que reclame la superioridad bajo el plan del Padre debido a características como la raza, el sexo o la nacionalidad, el idioma o las circunstancias económicas son moralmente incorrectas y no entienden el verdadero propósito del Señor para todos los hijos de nuestro Padre”.










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