miércoles, 22 de noviembre de 2017

MAESTRAS VISITANTES

Maestras visitantes filipinas hornean pastelitos con una hermana que visitan

A partir de enero de 2018, los cambios en el mensaje de cada mes del programa de las maestras visitantes ayudará a las hermanas a “ministrarse” unas a otras de manera más personal.
 En vez de proporcionar un mensaje específico, cada mes un “principio del programa de las maestras visitantes” proveerá ideas para ayudar a las hermanas a ministrarse más eficazmente unas a otras.

“Queremos ayudar a las hermanas a entender cómo realmente cuidar y fortalecer a cada hermana”, dijo la hermana Jean B. Bingham, Presidenta General de la Sociedad de Socorro, a Noticias de la Iglesia. “El manual de la [Iglesia] no habla acerca de nuestra responsabilidad de enseñar una lección, sino que ‘las maestras visitantes llegan a conocer y amar a cada hermana con sinceridad, la ayudan a fortalecer su fe y le dan servicio. [Las maestras visitantes] procuran inspiración personal para saber cómo responder a las necesidades espirituales y temporales de cada hermana que se les haya asignado visitar’ [Manual 2, 9.5.1]”.

Los cambios están destinados a ayudar a las maestras visitantes a ver más allá de un mensaje preparado universalmente y descubrir lo que la hermana que visitan necesita personalmente.

“¿Qué se supone debemos hacer?”, preguntó la hermana Sharon Eubank, Primera Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro. “Hacer lo que ella necesite”.

El nuevo formato alentará a las mujeres de la Iglesia a dejar de preocuparse por lo “que se considera” para el programa de las maestras visitantes y compartirá ideas para ayudar a las maestras visitantes a centrarse en fortalecer a cada mujer que visiten.

“Ya que cada una de nosotras es única, cada hermana necesitará algo diferente”, dijo la hermana Bingham. “El Manual 2 dice: ‘llamadas telefónicas, enviar cartas o mensajes de correo electrónico, u otros medios para velar por las hermanas y fortalecerlas’ son formas apropiadas para llegar a conocer sus necesidades y ayudarlas. Ese es el enfoque, queremos asegurarnos de que estemos fortaleciendo a las hermanas en el Evangelio y que cada una se sienta valorada, que se la necesita y se la incluye”.

Las visitas eficaces del programa de las maestras visitantes pueden ser tan sencillas como escuchar con amor, como lo indica la hermana Reyna I. Aburto, Segunda Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro. “Unas dos semanas después de ser sostenida en mi llamamiento, fui a la casa de una de las hermanas que visito. Cuando abrió la puerta, ella me dio un gran abrazo y me preguntó cómo me sentía. Al sentir la sinceridad de su pregunta y su amor por mí, rompí en llanto al compartir cuán incapaz me sentía. Ella me permitió llorar sobre su hombro y con amor me escuchó a medida que dejé salir los sentimientos que había estado reprimiendo. Fui para ver cómo podía yo fortalecerla, pero ella me fortaleció a mí”.

“Queremos que las hermanas tengan la misma comprensión”, dijo la hermana Bingham. “El programa de las maestras visitantes es interés genuino; es el servicio caritativo. Es hacer que el obispo y la presidenta de la Sociedad de Socorro conozcan las necesidades de las hermanas que visitan”.

Reconociendo que un mensaje espiritual es importante, la hermana Bingham dijo que las maestras visitantes deben buscar mensajes adaptados a las mujeres que visitan.

“Puede ser [una cita] de la Primera Presidencia, podría ser de algo que leyeron en las Escrituras, puede ser algo que sepan que a esta hermana en particular le interesa”, dijo ella. “Debería ser para esa hermana. ¿Qué necesita ella?”.

Rebekah Lowe, en el centro, cuyo bebé recién nacido estaba en el hospital, saluda a su maestra visitante, Jaime Johnson, de la Estaca San Clemente, California, EE. UU. La hermana Johnson, acompañada por sus dos hijos, se llevó al hijo de la hermana Lowe para que su amiga pudiera ir al hospital.

La hermana Eubank agregó que hay muchas maneras en que las maestras visitantes pueden ministrar. “‘Hacer lo que ella necesita’ es la esencia del programa de las maestras visitantes —pasar una hora escuchando, un mensaje de texto en el momento adecuado, una caminata, un pasaje de las Escrituras, un asiento que se reserva en la capilla, quitar algunas hierbas malas del jardín mientras los niños juegan— estas son todas maneras válidas de hacer la visita si satisface una necesidad verdadera. El libro de Alma brinda un poco de entendimiento sobre nuestro convenio bautismal cuando las personas de esa época prometieron ‘llevar las cargas los unos de los otros para que sean ligeras’ [Mosíah 18:8]. Fortalecer a los demás es evidencia de nuestra conversión al Señor”, concluyó la hermana Eubank.

Al mirar las necesidades de la persona, las maestras visitantes pueden “evitar la mentalidad de que el programa de las maestras visitantes es parte de una lista de tareas [donde] van y dan un mensaje, y 15 minutos más tarde se van y ya está”, dijo la hermana Aburto.

Para algunas mujeres, una visita a su hogar o una llamada telefónica podría ser la mejor manera de ministrarlas. Para otras, enviar un mensaje de texto o correo electrónico ofreciendo aliento podría ser lo mejor para ese mes.

La práctica de visitas ministrantes comenzó poco después de que fue establecida la Sociedad de Socorro en 1842. A medida que la población de Nauvoo, Illinois, fue creciendo, las líderes de la Sociedad de Socorro comenzaron a utilizar comités de visitas para evaluar las necesidades de los miembros y para reunir donaciones de dinero, alimentos y ropa para brindar ayuda y socorro a los necesitados.

Aunque los detalles del proceso han cambiado desde aquellos primeros días, los principios siguen siendo los mismos, ministrar como lo haría el Salvador.

“Al seguir Su ejemplo, como maestras visitantes podemos llegar a conocer y amar a cada hermana que visitamos, teniendo presente que el amor es el fundamento de todo lo que hacemos”, señala el mensaje de enero de 2018. “Cuando oramos por inspiración para saber cómo servirla y ayudarla a fortalecer su fe, ‘no se podrá impedir que los ángeles [nos] acompañen’”.

Rebekah Lowe, en el centro, cuyo bebé recién nacido estaba en el hospital, saluda a su maestra visitante, Jaime Johnson, de la Estaca San Clemente, California. La hermana Johnson, acompañada por sus dos hijos, se lleva al hijo de la hermana Lowe para que su amiga pueda ir al hospital.

“Hacer contactos personales y
escuchar con una actitud de amor es la
esencia de las visitas de las maestras visitantes”, señala el mensaje de enero de 2018. “La tecnología moderna y las visitas tradicionales que hacemos cara a cara nos ayudan a hacerlo en cualquier momento, en cualquier lugar y de muchas maneras. Así ministró Jesús”.

Fuente: Church News

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