La pérdida de un ser querido es una de las pruebas más difíciles de sobrellevar. Tras la muerte de su abuelo, Isabella se vio desafiada con la decisión entre dejar de creer o permitir que su fe le ayudara a encontrar la esperanza que se puede hallar en Cristo. Al entender que la muerte es parte del plan de Dios, la tristeza y la desesperación se vieron reemplazadas por la paz y la esperanza.
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