Los escritores de los Salmos compartieron profundos sentimientos personales a través de su poesía. Escribieron en cuanto a sentirse desanimados, temerosos y con remordimientos; en ocasiones, incluso parece que se sintieran abandonados por Dios, y algunos salmos expresan frustración o desesperación. Si alguna vez te has sentido así, la lectura de los Salmos te ayudará a saber que no eres el único; pero además encontrarás salmos que te alentarán al experimentar esos sentimientos, pues los salmistas también alababan al Señor por Su bondad, se maravillaban ante Su poder y se regocijaban en Su misericordia. Sabían que aunque al mundo lo agobien la iniquidad y el pecado, el Señor es “bueno y perdonador” (Salmo 86:5). Entendían que tener fe en el Señor no significa que jamás tengamos que luchar con la inquietud, el pecado o el temor; más bien, significa que sabemos a Quién acudir cuando los afrontamos.
Título: Salmos (Parte II)
Categoría: Antiguo Testamento
Programa: Ven Sígueme con Walter Posada
Referencias: Salmos 49–51; 61–66; 69–72; 77–78; 85–86
Autor: Walter Posada
Invitado: Liss Posada
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