lunes, 14 de noviembre de 2022

VEN SIGUEME. AMOS; ABDIAS

Dios escogió a la descendencia de Abraham para que fuera Su pueblo del convenio a fin de que “[fuesen] una bendición” para todas las personas (véase Génesis 12:2–3). No obstante, en vez de ello, para la época del ministerio de Amós, muchos de los del pueblo del convenio oprimían a los pobres e ignoraban a los profetas, haciendo que sus actos de adoración fueran en vano y sin sentido (véase Amós 2:6–16). Es cierto que las naciones que los rodeaban también eran culpables de grandes pecados (véanse Amós 1; 2:1–5), pero aquello jamás ha sido excusa para el pueblo de Dios (véase Amós 3:2). De modo que Dios envió a un pastor de Judá de nombre Amós a predicar el arrepentimiento al Reino de Israel. Más adelante, Dios también declaró por medio del profeta Abdías que, aunque el Reino de Judá había sido destruido, Jehová recogería y bendeciría a Su pueblo de nuevo. Ambos profetas testificaron que el pueblo del convenio se había apartado del Señor, pero no serían desechados para siempre. Cuando Dios revela Sus secretos a Sus siervos los profetas (véase Amós 3:7), podemos considerarlo una señal de que Él aún desea ayudarnos a vivir a la altura de los convenios que hicimos con Él.












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