12 Vosotros sois mis discípulos; y sois una luz a este pueblo, que es un resto de la casa de José.
13 Y he aquí, esta es la tierra de vuestra herencia; y el Padre os la ha dado.
14 Y en ninguna ocasión me ha dado mandamiento el Padre de que lo revelase a vuestros hermanos en Jerusalén.
15 Ni en ningún tiempo me ha dado mandamiento el Padre de que les hablara concerniente a las otras tribus de la casa de Israel, que el Padre ha conducido fuera de su tierra.
16 Solo esto me mandó el Padre que les dijera:
17 Que tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo yo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño y un pastor.
18 Ahora bien, por motivo de la obstinación y la incredulidad, no comprendieron mi palabra; por tanto, me mandó el Padre que no les dijese más tocante a esto.
19 Pero de cierto os digo que el Padre me ha mandado, y yo os lo digo, que fuisteis separados de entre ellos por motivo de su iniquidad; por tanto, es debido a su iniquidad que no saben de vosotros.
20 Y en verdad, os digo, además, que el Padre ha separado de ellos a las otras tribus; y es a causa de su iniquidad que no saben de ellas.
21 Y de cierto os digo que vosotros sois aquellos de quienes dije: Tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo yo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño y un pastor.
22 Y no me comprendieron, porque pensaron que eran los gentiles; porque no entendieron que, por medio de su predicación, los gentiles se convertirían.
23 Ni me entendieron que dije que oirán mi voz; ni me comprendieron que los gentiles en ningún tiempo habrían de oír mi voz; que no me manifestaría a ellos sino por el Espíritu Santo.
24 Mas he aquí, vosotros habéis oído mi voz, y también me habéis visto; y sois mis ovejas, y contados sois entre los que el Padre me ha dado.
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